sábado, 29 de marzo de 2014

LA MOSCA Y LA ARAÑA

Muchachooo!! Que estamos en primavera!! Hoy he abierto el balcón y estábamos en primavera. Al menos en teoría, porque ha entrado una ventolera fría que te cagas. Ha entrado además nuestra compañera de viaje del buen tiempo: una mosca. Nunca esperan a ser invitadas para entrar, pero me ha hecho ilusión verla de nuevo, con esos ojitos pícaros. Nos hemos saludado con la cabeza y rápidamente nos hemos puesto a platicar. Que tal ha ido el invierno? Le he preguntado. Jodido, ya sabes, la crisis. Además, eso de ser un puto insecto tampoco es que sea la hostia. Me ha respondido. Le he mencionado su labor importantísima en la naturaleza en la conversión de la mierda y la descomposición vegetal y animal. Se ha puesto un poco más contenta y me lo ha agradecido. Nos hemos contado algunos problemas personales que no vienen al caso y tampoco quiero violar su intimidad contando cosas privadas. Pero lo mejor de toda la conversación, ha sido cuando me ha expuesto su filosofía. Me dice: hay gente que se piensa que somos inmundas y masocas. Si sabemos que nos van a matar, porque no huimos, me dicen, si podéis volar a esa velocidad. Pues nada, seguimos dando vueltas en el mismo sitio porque somos moscas, cojones. Que vamos a hacer? La verdad, es que me hacen gracia las críticas que vienen de una especie como la vuestra que tiene conceptos como la piedad, por ejemplo. La piedad en el mundo natural no existe. No querría entrar en la idea de ley natural, que Santo Tomás de Aquino diría es la ley moral, racional. Lo único que tendría en común con ésta, es que ambas son inmutables y universales, pero la ley natural de la que yo hablo nada tiene que ver con el ser humano. En la naturaleza la desventaja se paga cara, muchas veces, con la muerte y no hay piedad. Y esa es la base de nuestra genética que compartimos todos los seres vivos. El ser humano es mucho más complejo y tiene momentos de toda clase, pero su instinto más básico se basa en los mismos preceptos que los de una mosca de mierda. Entonces, la pregunta sería: depredador o presa? Lo cierto es que tenemos ambas facetas, auque haya seres en los que predomina una. Todo se reduce a ser mosca o araña. Tú crees que una araña se apiadará de mí? No jodamos, hombre!! La verdad es que la mosca tenía cierta razón y debía reconocerlo, pero como ella misma había dicho, el ser humano es mucho más complejo y puede elegir y entender al otro y así llegar a acuerdos. Se lo dije. Que síííí, prosiguió, que podríais hacerlo, pero tú no has visto nunca un libro de historia de la humanidad? Donde está el entendimiento ese que dices? El fuerte aplasta al débil, y ya está. Es el gen natural. Y ahora pasa lo mismo, aunque haya constitución, leyes, policía, jueces, religiones, fútbol o Internet para ver páginas guarras. Tú crees, me dice la puta mosca, que yo podría establecer una alianza con una araña y pensar que como hay más moscas y hemos llegado a un acuerdo, no solo no me matará sino que me protegerá? Amos, amos!! Si lo que sois es más tontos que comer mierda, y sé de lo que hablo cuando digo comer mierda. Un ejemplo es Europa. Que los países moscas hagan acuerdos con los países arañas y dentro de los países mismos los moscas voten a las arañas, eso no es normal. Y ahora esperáis que la araña germana se preocupe por vosotros, pequeñas moscas mediterráneas. Lo bueno, es que en esta metáfora sobre el ser humano, podéis cambiar de bando y convertiros en arañas. Pero si todos fueran arañas no habría a quien comer, y eso el gen natural no lo permitirá. Así que aceptad la realidad inmutable. La mosca tenía una seguridad en sí misma, una firmeza en sus convicciones y una elocuencia tan bien estructurada, que me convenció de buena parte de sus ideas. Me convenció de que hay que ser una araña, más que nada para no ser mosca. Me convenció de que Europa es una irrealidad, encima manejada por arañas que jamás ayudarán a las moscas. Yo sería una araña a partir de ahora. Pero el ser humano es tan inconstante que quizá tenga momentos de piedad y de él se beneficien muchas moscas. Embebecido en mis pensamientos arácnidos, entornados los ojos, me percaté de la presencia de la mosca y de su mirada melancólica a punto de humedecerse. Sus teorías podrían ser ciertas, pero difíciles de aceptar incluso para ella. Empaticé con su pesadumbre y al poco me dije: qué coño!! PPLAAFF!!

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